PRUEBA: Mercedes Benz A200. Futuro Perfecto.
Te bajas de un BMW serie 2, te subes a un Clase A y lo primero que te pasa por la cabeza es – Pero, ¿hace cuanto tiempo que […]
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Te bajas de un BMW serie 2, te subes a un Clase A y lo primero que te pasa por la cabeza es – Pero, ¿hace cuanto tiempo que […]
Te bajas de un BMW serie 2, te subes a un Clase A y lo primero que te pasa por la cabeza es – Pero, ¿hace cuanto tiempo que probé aquel BMW? ¿Cuántos años han pasado?, ¿2 años? pues parecen 20.
Prueba y Fotos Fernando González Ferreira @FUR_R.
Siempre me ha fascinado el “Futuro perfecto”. No hablo de el típico “Todo vaya a ir perfecto en el futuro”, hablo del tiempo verbal. El futuro perfecto denota una acción futura finalizada con anterioridad a otra también futura. También puede expresar la suposición de que una acción habría ocurrido en el pasado.
Sea como fuere, esto que nos parecía muy claro en la escuela y que cuando estés leyendo esta prueba quizás HABRÁS OLVIDADO, es un tiempo verbal curioso que es capaz de lanzarte hacia el futuro y desde allí referirse a un punto del pasado.
Es algo muy parecido a la sensación que me ha dejado este A200 que te traigo hoy.
Lo primero que notas al subirte a un A200 es que nada está en su sitio. La palanca de cambios no está en su sitio, el freno de mano no está en su sitio, la cúpula del salpicadero ni siquiera está, y en su lugar hay una pantalla doble y plana que abarca casi la mitad del ancho del coche. Es futurista, ¿o es todo lo contrario?.
Porque a diferencia de los coches franceses, con su “ergonomía experimental”, en el caso de Mercedes sus novedades en diseño interior siempre han mirado con un ojo hacia el futuro, pero con otro a su propia historia. Un poco como Leticia Sabater (si hablamos de su trayectoria musical, naturalmente).
En el centro del salpicadero del nuevo Clase A tienes, por ejemplo, el guiño a los tres circulos centrales del MB 170V Roadster de los años 30 pero esta vez convertidos en aireadores retroiluminados con led y con intensidad y color configurables.
También puedes identificar ese gesto casi anacrónico tan típico de la marca como es la palanca del cambio de marchas junto al volante, que curiosamente también tenia el Mercedes-Benz 180 (W120) en los años 50.
Y si te crees que la superficie plana flotante en la que ahora descansan los relojes digitales y los navegadores de los últimos Mercedes es invento reciente, y no solo de Mercedes Benz, quizás deberías mirar 50 años atrás y echarle un ojo al Mercedes W111 de los años 60 y descubrir con sorpresa que los salpicaderos con paneles planos de información y la ausencia de cúpula no es algo tan nuevo como piensas.
A lo que ya le he perdido la pista es al típico freno de mano “de pie” de Mercedes, que no sé si estaba incluso presente en los coches de caballos, carruajes y diligencias del siglo XIX ni si habría sido anterior o posterior al freno de mano.
Podríamos seguir así toda la tarde, así que vamos a hablar un poco del A200, o mejor “hablar un poco, con ella”
¡Hola Mercedes!
– ¿Sí?- (contesta el A200)
Llévame al Paseo del Circuito S/N , San Sebastián de los Reyes.
– Iniciando ruta al Paseo del Circuito S/N , San Sebastián de los Reyes.
– Mercedes.
– ¿Si? (vuelve a contestar)
– Cambia el color de la iluminación ambiente a verde-
– Cambiando la Iluminación interior.
– Oye Mercedes.
– ¿Sí?
– ¿Sube la temperatura dos grados?.
– Ajustando la temperatura.
Y así van pasándolos km. mientras usas los comandos por voz que te permite el sistema MBUX de Mercedes. Porque “Mercedes Benz User Experience” es un nuevo interfaz que te permite acceder a una gran cantidad de prestaciones del nuevo A200 de múltiples maneras.
Por una parte, como te he explicado antes, el control por voz es uno de ellos. Pero a diferencia de otros sistemas que necesitan aprender tu acento y tu manera de hablar para ser cada vez más certeros al cumplir tus solicitudes, -Nos contaban en BMW que el propietario de un Serie 7 con este sistema era de Cádiz y el coche sólo le entendía a él- en el caso del MBUX casi nunca se equivoca, ni siquiera el primer día que te conoce. Y eso denota la cantidad ingente de esfuerzo de la marca ha dedicado a obtener los mejores resultados desde cero.
SE MIRA, PERO TAMBIÉN SE TOCA.
También puedes acceder a menús y submenús de una manera táctil. Bien por medio de una serie de botones físicos (pocos) o bien por superficies táctiles. Entre ellas destaca el touchpad que ocupa el lugar de la palanca de cambios en un coche tradicional, pero también dos sensores de color negro, cada uno en un brazo del volante, que realizan la función tanto de botón como de cursor, el izquierdo para manejar la pantalla del conductor y el derecho para la pantalla central, una pantalla que a su vez, también es táctil.
Estoy totalmente seguro que a pesar de mis desvelos, no he hecho más que escarbar en la superficie de lo que puede ofrecer este sistema, y no hablo solo de la cantidad de información que pone a ti disposición, sino la cantidad de configuraciones posibles de presentación de la misma y además de definición de parámetros que hacen de la conducción de un nuevo Clase A algo que hasta hace bien poco, como suele ser habitual en la casa, sólo estaba disponible en su gran berlina de representación, el Clase S.
Que mercedes ha hecho in excelente trabajo con sus interiores durante los últimos años es un hecho. El equilibrio entre elegancia y deportividad se ha perdido un poco en favor de elementos más efectistas, en cualquier caso si hay un segmento en el que esta característica sea bienvenida es el de los compactos como el Clase A.
En el exterior, y eso ya es una opinión personal, se ha conseguido mejorar la parte más floja del Clase A, que era el frontal, dándole ahora mucha más limpieza y tensión e, lugar de las abigarradas curvas de su antecesor. Por otro lado, el trasero, concretamente, ha sido al contrario, y se ha perdido parte de esa rotundidad tanto del modelo de 2014 como del restyling posterior que conformó unas ópticas traseras con mucha personalidad. Ahora la Zaga del Clase A, sin ser en absoluto un error, ha perdido elementos diferenciadores frente a modelos que siguen la moda como el Ford Focus o el Kia Ceed.
No es común una cilindrada de 1.333 cc. De hecho parece que no es casualidad que tenga exactamente 3 cilindros por litro. Quizás estemos frente a otra familia de motores modulares, en este caso un tricicilíndrico de un litro con un cilindro más que rinde 163 cv. y 250 Nm de par. Un par más que suficiente, pero muy abajo mientras que la potencia máxima llega muy arriba, por lo que, unido a una caja de doble embrague 7G-DCT muy dada a bajar marchas, nunca sabes cuando vas a llegar el “tirón” cuando necesitas un cambo de ritmo.
He probado el 7G-Tronic en otros modelos y me ha parecido que su combinación con el motor del A200 no es el mejor. Sus leyes de cambio permiten que el paso de una marcha a otra sea eterno buscando más suavidad en algunas situaciones y que en líneas generales no sea tan intuitivo y crujiente como un DSG o un DCT.
Cono todo ello, de los modos de conducción, el deportivo es ciertamente incómodo y no necesariamente el más rápido y que parezca que el motor vaya más lleno en Confort y hasta incluso en ECO, siempre que pises el acelerador con confianza.
Esta influencia quizás excesiva de la electrónica también afecta al chasis. Con un eje trasero de estabilizadora y rueda tirada no esperamos el comportamiento del eje trasero multibrazo de las versiones más potentes, pero aún así parece que el A200 se siente más cómodo en ritmos moderados.Esto no quiere decir que cuando vas más al ataque el coche no sea ágil, cambia de apoyos con solvencia y el eje delantero muerde con fuerza, pero percibes que es la electrónica la que domina las trazadas, más que una bondad natural del bastidor.
EL A200 me ha gustado. Encima sus 33.600 € de precio (más extras) se me antoja poco dinero por un compacto premium capaz de hacer un 0-100 en 8 segundos y con un consumo real que rondó los 6.5 litros durante la prueba, registrando hasta 4.7 litros en condiciones muy favorables.
Si quieres un coche correcto, sin estridencias, fácil de manejar e intuitivo, el Clase A no es tu coche. Porque no es perfecto, pero sí tiene mucho carácter.
Desde su ergonomía a su anacronismo futurista. Su pequeño motor de gasolina es mucho más recomendable que el equivalente diésel por prestaciones y consumo, y ese funcionamiento si quieres caprichoso e imprevisible le da cierto encanto. El Clase A siempre ha sido un compacto premium con muy buena acogida entre gente madura, pero con ese interfaz MBUX nunca ha estado por filosofía tan cerca del público más joven.
Quizás sea este su secreto, un coche que, dentro de 20 años, habrá sabido mantener la imagen de coche adelantado a su tiempo, tan tradicional de Mercedes.