PRUEBA: SUZUKI SWIFT SPORT 1.4 BOOSTERJET. VUELTA A LOS 90S.
Venga, vale. Puedo estar de acuerdo contigo de que los deportivos japoneses de los 90s eran una pasada, también puedo coincidir en que los utilitarios potentes de los 80 generaban […]
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Venga, vale. Puedo estar de acuerdo contigo de que los deportivos japoneses de los 90s eran una pasada, también puedo coincidir en que los utilitarios potentes de los 80 generaban […]
Venga, vale. Puedo estar de acuerdo contigo de que los deportivos japoneses de los 90s eran una pasada, también puedo coincidir en que los utilitarios potentes de los 80 generaban unas sensaciones por peseta gastada difícil de encontrar, pero que digas que esos tiempos pasados nunca volverán y que ya no existen modelos con menos de 150 cv. y una tonelada de peso… por eso sí que no paso.
Preba y Fotos: Fernando Gonzáelz Ferreira @FUR_R
Puede que el nuevo Swift Sport entra en un duelo de pistolas armado con una navaja. Con elementos como el Ford Fiesta ST y demás compadres en un segmento donde los 200 cv. ya son ley, que aparezca una pelotilla amarilla con 60 cv. menos, sería una derrota segura de no contar con un pequeño detalle que puede igualar las tornas.
El anterior Sport nos dejó tan buen sabor de boca que no podíamos evitar pensar si esa nueva generación estaría a la altura. Bueno, eso no es del todo cierto. El año pasado pasó por nuestras manos su versión tricilÍndrica de gasolina con 115 cv. y ya entonces sabíamos que esta versión “vitaminada” iba a ir como realmente ha ido, como el viento.
Para que un coche sea más coche tiene que ser más ancho, más bajo y más largo, pues la tercera generación del swift cumple la regla, pero en especial por sus 4 cm. más de ancho y sus 2 cm. más de batalla. Con esta nueva anchura se comporta mejor todavía en curvas y con el aumento de batalla es más estable en autopistas a la vez que regala unos centÍmetros de más a los ocupantes de las plazas traseras.
Para ser más coche hace falta también ser más potente, pero si los 4 cv. de más con respecto al anterior 1.6 atmosférico no te parecen relevantes sí lo hará los 230 Nm de par que proporciona esta versión turbo alimentada a este segmento B de tonelada escasa.
Sabemos que estamos hablando de un pequeño utilitario prestacional, amarillo pollo y orientado al disfrute en carreteras ratoneras, pero a diferencia de sus alternativas en el mercado, el swift sport viene hasta arriba de equipamiento.
Quizás el tener navegador, conectividad Apple Carplay, Android Auto y Mirrorlink, luces y control de velocidad adaptativo o asistente de salida de carril no te parezcan nada del otro mundo, pero cuando está presente en un coche de 19.370 € que además es increíblemente divertido de conducir, tienes lo mejor de dos mundos, disfrute y seguridad.
Sí que es cierto que el interfaz visual y los menús que ofrece esa pantalla central flotante y táctil no es el más fino del mundo, pero cumple su función.
Algo parecido puedes pensar del resto de equipamiento, pero es que todo es de serie. La única opción que puedes elegir en este coche es la pintura metalizada.
Es un turbo y ya no sube hasta 8.000 rpm. de hecho nos sorprendió que cortase a unas 6.000 vueltas, algo por debajo de su zona roja, pero es que desde las 1.500 a esas 5.000 rpm el motor está llenísimo de fuerza. Ya no tenemos el sonido picante del atmosférico, pero su sonoridad se deja sentir más fuera que dentro y nos recuerda que el 1.4 turbo que llevamos delante es el motor que básicamente está equipando a todos los Swift de la copa.
Si a este comportamiento tan elástico del motor le unimos un grupo de 6 marchas bastante cerrado, hay que tener en cuenta que a 120 km/h reales ya vamos a 3.000 rpm, estaremos por encima de las 2.000 vueltas aunque no queramos, que es cuando el Swift ya tiene una capacidad de respuesta importante.
Suzuki ha hecho un trabajo especialmente con las suspensiones, definitivamente más elaboradas que en el anterior modelo pero también con respecto a las que montan las motorizaciones inferiores, con un compromiso entre comodidad y firmeza simplemente perfecto. No hay rebotes ni sacudidas, tampoco derivas ni cabeceos.
El conjunto es capaz de enlazar curvas incluso a ritmo fuerte de una manera muy noble, con una trasera que va soldada al asfalto, algo raro de ver en coches tan cortos y un tren delantero que es muy poco subvirador. Únicamente sacará el morro si abrimos gas deliberadamente en medio de una curva. De hecho hay un dato muy relevante para explicar este comportamiento, y es que el Swift Sport es uno de los poco coches con más vía trasera que delantera, con lo que consigue la agilidad de una batalla corta y una estabilidad más propia de un compacto.
La guinda del pastel la ponen un equipo de frenos perfectamente calibrado para el peso del Swift, con un mordiente enorme y una capacidad de dosificación constante, que te permite tanto frenadas suaves en ciudad pero a la vez poder regular al límite de la adherencia cuando vas al ataque.
¿Es el Swift Sport mejor que un Fiesta ST o un 208 GTI? Pues no, ni tiene sus elaboradas suspensiones, ni tiene diferencial delantero, ni tiene 200 cv, ni modos de conducción, ni suena tan bien como ellos. Es como si el Fiesta fuese un afilado escalpelo que pasa cortando por exactamente donde tenías planeado mientras que el Swift es ese rotulador que usas desde el colegio que no es tan preciso, pero cuando estás dibujando te pone las coas fáciles y el trazo puede ser más tembloroso, pero mucho más expresivo.
Pero lo que sí tiene el Swift frente a los mejores deportivos de la categoría es un precio 6.000 € menor y con todo me atrevería a decir que que es tan divertido de conducir como ellos.
Pero hay una última cosa que es importante para que un coche sea “más coche” y es el peso. Y si gracias a la plataforma Heartec adelgazas 80 kilazos para quedarte en unos 970 kg, pues tienes una relación peso potencia tan bueno como los más rabiosos gtis del segmento, ya que haciendo una regla de tres, un compacto de 1400 kg. debería superar los 200 cv. para mantener el ratio del Swift.
Y con esa relación peso potencia, el 0-100 lo hace en 8.2 segundos, sí, pero es más importante que tiene muchas menos inercias y fuerzas con las que lidiar. Y es que cuando tienes que gestionar menos de 250 kg por rueda, tienes más capacidad de maniobra con los reglajes y todo es más fácil, y más natural, casi como en los 90s.
El nuevo Sport es un coche más maduro que el anterior, todavía más efectivo e igual de adictivo que la generación precedente. El turbo no es en absoluto una mala noticia, ya que además del “punch” extra, otorga mayor facilidad de conducción y una mejor respuesta en todo rango de revoluciones, además con la ventaja añadida que el consumo se contiene muchísimo, no llegando a los 5.6 l/100 que homologa, pero sí conformándose con 6.0 litros que es lo que consumió de media durante la semana de prueba, y eso que en conducción deportiva puede coquetear con los 9 o 10 litros a los 100.
Si eres de esos que no te cansas de poner fotos en Twitter del Peugeot 205 GTI, del R4 GT Turbo, del Uno Turbo, y te lamentas de que ya no volverán, pues no te lamentes, hombre. Empieza a poner fotos del Swift Sport y cuéntales a la gente como tú, que Suzuki no sólo ha conseguido hacerte viajar en el tiempo, sino que además ha conseguido que hagas ese viaje con más comodidad, más seguridad y mucho, pero mucho menos consumo. Hala, cómprate un Sport, porque cuando seas abuelo podrás volver a decir eso de .. “los coches de mi tiempo sí que eran divertidos”.
Si además de leernos quieres escucharnos, aquí te dejamos el link al programa de radio Vuelta Rápida GT en el que hablamos de cómo tiene que ir un ben deportivo pequeño. A partir del minuto 35 .