La verdad está sobrevalorada. De no ser así, productos tan sinceros como el Toyota GT86, el Ssangyong Rodius o el Skoda Fabia (cada uno de ellos por razones diversas, naturalmente)estarían […]
La verdad está sobrevalorada. De no ser así, productos tan sinceros como el Toyota GT86, el Ssangyong Rodius o el Skoda Fabia (cada uno de ellos por razones diversas, naturalmente)estarían más presentes en nuestras carreteras.
En su lugar la gente prefiere creerse cosas como que se han comprado un “Suv coupé” o un “Crossover urbano”… mentira, todo mentira, pero sabed que no es lo mismo una mentira piadosa que una media verdad.
Prueba y Fotos: Fernando González Ferreira @FUR_R
Las Medias verdades.
Para muchos de nosotros una media verdad es una mentira vestida de otra cosa. Una media verdad nos duele, nos indigna, porque captamos la intención del otro de engañarnos, o al menos de no ser sincero con nosotros.
Esto es lo que me pasa a mí cuando veo todo caminos que insisten en parecer deportivos, por mucho s caballos que tengan. También me pasa con deportivos que de ello tienen las tomas de aire falsas, y me pasa sobre todo con las versiones “*LINE” que adquieren elementos estéticos de las versiones más potentes, pero con motores básicos. Nadie nos pone una pistola en la cabeza para comprar ese tipo de producto, pero sus compradores que a veces intentan engañar al vecino, lo que están haciendo es engañarse a ellos mismos.
En este grupo de “medias verdades” se incluyen coches que nacen todo caminos, pero en el proceso de llegar al mercado sus suspensiones se bajan para mejorar su dinámica, sus llantas se agrandan para aumentar la deportividad y sus líneas se afilan, para estar a la moda. Sí, son todo caminos, cuestan como todo caminos, consumen como todo caminos, pero al final quieren parecerse a compactos deportivos, y salvo casos muy concretos no lo consiguen. Y eso, para mí es engañar.
Porque al final, para el 99% de los días, un Pulsar es mejor que un Qashqai, un Impreza es mejor que un XV y un clase A es mejor que un GLA (por los pelos, pero sí). Y no quiero decir que esos tres coches sean malos, en absoluto, pero sí que han hecho un viaje para el que no hacían falta alforjas.
En nuestro caso, este Ford Fiesta Active hace el camino contrario. Parte de uno de los mejores modelos de -para mí- el mejor segmento: el B, y desde ese inmejorable punto de partida, nos “engaña” con cuatro detalles cosméticos totalmente identificables y tenemos un producto igual de bueno, pero un punto más atractivo. Y eso, más que una media verdad, es una mentira piadosa que nos creemos a pies juntillas.
Las mentiras piadosas.
Una mentira piadosa tampoco es una verdad, pero quien nos la dice lo hace con la intención de beneficiarnos, o al menos de no hacernos daño.
De hecho se puede decir que no hay mentira piadosa sin un puntito de cariño. Quizás por eso Ford, nos convence de que un utilitario es un todo camino con la esperanza de salvarnos de cometer el error de adquirir un SUV que realmente no necesitamos.
Porque al final el Fiesta Active es un Fiesta vestido de excursionista. Pero gracias a ese disfraz goza de lo único bueno de los todo caminos, que es la imagen, pero sin ninguna de sus contrapartidas.
Quizás por eso goza de un comportamiento muy bueno en asfalto y mucho mejor de lo que esperas en pistas de tierra.
La solvencia del segmento B.
Este fiesta está equipado con el mejor motor disponible de Ford para este segmento; el 1.0 Ecoboost de 3 cilindros en su versión de 125 cv. Un motor que tuve la oportunidad de ponerlo a prueba durante las 24 horas Ford del año pasado y doy fe de que no sólo consume poco, sino que además mueve con solvencia el pequeño fiesta.
Pero como muchas marcas que han destinado a desarrollar los nuevos 3 cilindros turbo alimentados, ya sea Ford, VAG, Hyundai y demás, han creado propulsores muy versátiles, capaces de ser montados en desde un VW UP hasta un Touran, pero con diferentes resultados; pasando de un comportamiento brillante en los utilitarios de una tonelada escasa a escasamente suficiente en los monovolúmenes y todo caminos compactos.
Si tenemos que evaluar el desempeño del conocidísimo 1.0 Ecobost, debemos hacerlo con otro tricilíndrico con el que se bate el cobre como mejor motor de la categoría, el TSI del grupo VAG.
EL Ecoboost tiene 15 cv. más que el TSI en su versión más potente, pero también tiene 30 Nm menos, quedándose en 170 Nm. La diferencia es que en el Fiesta al par máximo está presente desde las 1.400 hasta las 4.500 rpm. por lo que se muestra mucho más lleno que el TSI sobre todo por debajo de 2000 y por encima de 3.500 provocando muchas menos vibraciones que en el alemán.
En cualquier caso ese par máximo menor también se hace notar cuando lo exprimimos, siendo mucho menos puntiagudo que el TSI y por lo tanto un puntito menos excitante, pero a todas luces más homogéneo, ya que mantiene la fuerza desde el ralentí hasta casi el corte de inyección a las 6.500 rpm. y todo eso sin dejar de ser agradable y silencioso gracias a una estupenda insonorización que hace que se oigan más las ruedas que el motor en algunos casos.
Consumos reales.
El único problema real del Tricilíndrico de Ford es su consumo, que es entre medio y un litro mayor que el TSI. En parte el exceso está provocado por los neumáticos 205 50 R17 que monta, pero está claro que medio litro, en parte por la ligerisimamente peor aerodinámica que surgida de elevar 18 mm. el coche, pero es que cuando hablamos de consumos reales que pueden bajar de 5 l/100 km. en condiciones favorables, nos hablmos también de un gasto un 10%-20% mayor, y eso se nota a lo largo del año.
A lo largo de la semana de la prueba, el consumo medio se ha quedado en unos discretos 6.3 litros, pero no dejó de llamar mi atención que el ordenador de viaje marcaba un recorrido previo de más de 1.000 km. con una media de 7.3. Desconozco el tipo de conducción del anterior medio que lo probó, pero me consta que hay que ir “alegre” para conseguir esos consumos.
En las mismas condiciones de circulación, un 1.0 TSI nos ha consumido menos de 5 litros eso sí, sobre un modelo de 100 kg. menos de peso, y neumáticos más estrechos y de menor llanta.
Verdades como puños.
Este Fiesta Active Luxe Edition en color “Amarillo Luxe” techo negro y llantas de 17 pulgadas puede habernos camelado por fuera con sus pasos de ruedas en negro, y sus falsos protectores de carter y difusores traseros, que no sé si llamarles así, porque ya se han convertido en un recurso estilístico más y ya no engañan a nadie.
Por dentro, contrariamente, tenemos un sincero equipamiento ya conocido del fiesta con esa nueva pantalla táctil central y flotante que ha sustituido la dudosa consola anterior llena de pequeños botones del antiguo fiesta.
Los asientos con un tapizado específico para esta versión son excelentes (recordándome a los del Tívoli, uno de los mejores de la categoría). Asientos con dos firmezas diferentes; un centro blando y depresible y unos hombros, pétalos laterales y borde de banqueta mucho más firme que les confiere ser tanto cómodos como deportivos.
No es menos verdad decir que un coche de hoy en día, por pequeño y urbano que sea debe contar con una buena dotación de seguridad, y aquí el coqueto Fiesta Active cuenta con Control de velocidad dinámico, lectura de señales, frenada de emergencia, detector ángulo muerto, cámara trasera, Apple Carplay y Android Auto, y demás. Lo que verdaderamente no entiendo, y me ha pasado con todos los Ford que he probado últimamente es por qué las indicaciones del navegador tienen que solaparse con la información de consumos de la pantalla del salpicadero cuando hay una pestaña específica para ellas… es muy molesto.
Puede que te sorprenda que sí tiene 3 Modos de conducción y que ninguno de ellos sea el modo sport, ya que existe el normal, Eco y el de firmes deslizantes, este último quizás el más interesante dadas las características del coche, que con neumáticos de verano y generosa anchura se ayuda de atenuar las respuesta del acelerador y retrasar el control de tracción para garantizar la máxima tracción posible de esas gomas sobre tierra o grava. Un modo de funcionamiento similar al del Ford Ecoboost, tan sencillo como efectivo.
En pistas de grava es una maravilla, enlazando curvas a 60 km/h con total comodidad a pesar de las grandes llantas y con un leve redondeo de la trasera antes de entrar el esp que te hace disfrutar como un piloto de la copa Aygo, bueno, no tanto.
En asfalto como buen Fiesta que es se muestra receptivo y aplomado, pero con prácticamente el mismo movimiento que el Fiesta Trend, un poco más que el ST Line y claramente más cabezón que el bienamado por todos Fiesta ST, como no podía ser de otra manera, pero un balanceo muy bienvenido por dar mucha información de lo que pasa sin perder la sensación de control. Que le pregunten a los propietarios de un Juke o un Crossland X a ver si pueden decir lo mismo.
Por cierto, no hemos hablado de dinero, ahí Ford te va a sorprender con otra mentira piadosa, esta unidad tiene un precio de 23.390 €. que con el descuento de la marca, financiación y demás, se te queda en 18.468 €. mucho más barato e igual de chulo que muchos SUVs del mercado, sólo que mejor que bastantes de ellos.
Cliente objetivo.
Al final, ese equilibrio perfecto entre asfalto y campo lo podrás disfrutar día a día. Pero el cliente del Fiesta Active ha descartado ser cliente SUV, afortunadamente. y aunque no vaya a salir mucho al campo no importa, porque la capacidad que tiene este Fiesta de pasar por encima de badenes y guardias dormidos, baches, parques en el asfalto, sin bajar la velocidad y sin perder comodidad es tan buena, que aunque sólo fuera por eso, ya valdría la pena en muchas ciudades de nuestra comunidad.