¿Recordáis aquel Audi A2 que no se vendió porque era demasiado bueno? Bastidor de aluminio, acabados premium antes de que existiese la palabra premium, amplio equipamiento y un solo problema. […]
¿Recordáis aquel Audi A2 que no se vendió porque era demasiado bueno? Bastidor de aluminio, acabados premium antes de que existiese la palabra premium, amplio equipamiento y un solo problema. Demasiado caro.
Prueba y Fotos: Fernando González Ferreira. @FUR_R .
Ética.
Aquel A2 de hace 18 años no era un “A” (no era un Audi al uso), no funcionaba bien como monovolumen y a pesar de su arquitectura de aluminio, con esos motores discretos no conseguía mejorar dinámicamente a su competencia directa, el clase A de Mercedes.
Este Q2 que os traigo hoy no es “Q” (no es Quattro), no es un SUV aunque lo parezca, y su motor no transmite las sensaciones que 150 cv deberían ofrecer en un segmento B.
Como aquel A2, este Q2 también es caro. Plantearse un segmento B SUV con un precio que parte de 28.900 € y que puede llegar a los 40.200 € sin contar los extras puede que Audi esté cometiendo el mismo error, o quizás no.
En cualquier caso la tecnología de aquel A2 era muy avanzada y hoy en día va camino de convertirse en un verdadero clásico y que haya sido un desastre comercial no quita para poder afirmar que es un coche que a muchos nos encanta a día de hoy.
No creo que el Q2 alcance la repercusión de A2 porque llega tarde a un mercado plagado de soluciones similares, pero sí que es cierto que el Q2 es mucho mejor coche que aquel.
Al final es lo que Audi sabe hacer como nadie; implementar tecnologías avanzadas en segmentos que no necesariamente las necesitan. El eslogan “a la vanguardia de la técnica” no es como en otros casos un eslogan vacío.
Con todo esto quisiera dejar bien claro la diferencia entre un buen coche y un buen producto. características que no siempre van de la mano y que en realidad tampoco importa que así sea.
Y es que el Q2 es un muy buen coche, con un motor de última generación, con una caja de cambios de lo mejor del mercado y toda la seguridad activa, pasiva y de ayudas a la conducción disponible en el grupo quitando algunas tecnologías como suspensión neumática, visión nocturna y alguna más, que la verdad no tienen cabida más que en grandes SUVs y berlinas de representación.
Capítulo aparte merece el “asistente de emergencias”. Algo que ha estado durante mucho tiempo en la mente de todos y que para mí es lo más importante de la conducción autónoma. mucho más que el poder leer el periódico mientras el coche conduce por ti.
Este asistente de emergencias logra un pequeño milagro, y es que en el caso de que, una vez conectado el Active Lane Assist es capaz de detener el coche con seguridad en el arcén sin intervención del conductor. Ya puedes perder el conocimiento , tener un infarto o un ataque epiléptico mientras conduces y el Q2 evitaría que además tuvieses un accidente mortal.
El sistema funciona de modo progresivo, una vez sueltas el volante el coche se mantiene dentro del carril. Si sigues sin ponerte a los mandos una vez empieza a sonar la alerta sonora, notarás un breve frenazo para urgirte a ponerte de nuevo al volante. Si sigues sin hacerlo, se activa el modo de emergencias junto con el control de velocidad adaptativo y con un mensaje en el cuadro de mandos de “efectuando parada de emergencia” el coche va perdiendo velocidad y acercándose de modo totalmente automático hasta detenerse en el lado derecho de la calzada. De esto se trata la conducción autónoma, de salvarte la vida y no meramente de facilitártela. Por 1.515 € que cuesta este sistema se me antoja imprescindible por una parte y el mejor argumento de compra de este modelo frente a cualquier otro de la competencia. Así de claro.
Estética.
El A2 fue un coche estéticamente controvertido. Para algunos su diseño sobrio no honraba a la marca y se desmarcaba de esos monovolúmenes “modernistas” que empezaban a florecer en 1999.
Quizás el haber querido despuntar en un segmento, el de los monovolúmenes que no era especialmente aspiracional – nadie se compra un monovolumen por autorrealización sino por practicidad- hizo que el esfuerzo en diseño no generase reconocimiento por parte de los clientes. Si Audi hubiese optado por hacer del A2 un utilitario de corte deportivo otro gallo habría cantado.
Este Q2 naturalmente no es un monovolumen, pero tampoco un SUV aunque Audi lo haya querido formalizar como tal. De este modo la marca sí ha conseguido darle ese valor añadido que la percepción de calidad de los SUVs sigue existiendo en la sociedad. Y ahí está el acierto de Audi con este modelo.
Exteriormente es sobrio, lineal y plano, como el A2, pero con esa calandra elevada, esos parachoques, estriberas y pasos de rueda la percepción que ofrece es la de un coche imponente, aunque sea pequeño. Y no nos olvidemos que eso es la clave del exito de cualquier modelo hoy en día.
Por otra parte lo más atractivo al volante pueda parecer ese cuadro de mandos “Audi Virtual Cockpit” que se está convirtiendo ya en un estándar no solo dentro del grupo VW sino que ya está presente en modelos del grupo PSA y en menor medida en otros como Volvo.
También sorprende mucho el sistema de iluminación interior, con leds de colores que un ocultos tras paneles de plástico semi-transparentes que le proporcionan una imagen orgánica y futurista con un salpicadero muy sencillo y elegante.
Hermenéutica.
Sí, el título de esta prueba es el mismo que un libro de Michel Foucault, la hermenéutica es el arte de traducir o interpretar.
El Q2 ha de interpretarse como un segmento B, no como un SUV, porque aunque están disponibles versiones Quattro, su planteamiento dista mucho del de un Vitara o de un Subaru XV. Es un coche de asfalto, con llantas y neumáticos de asfalto, suspensiones de asfalto y por lo tanto dinámica de asfalto.
Esta interpretación, junto con su ética y su estética (que serían cómo deben ser las cosas y cómo se muestran) nos ofrece los tres pilares que explican cómo es realmente este Q2, un coche técnicamente muy avanzado, estéticamente acertado e interpretado por Audi como un B SUV que hará que el cliente sepa darle el valor que en su día no dio al Audi A2.
Cliente objetivo:
Es el mismo que compraría cualquier B SUV de tracción delantera, pero con mayor poder adquisitivo. Un dinero destinado en este caso a un buen diseño exterior, una calidad y una seguridad por encima de sus alternativas en el mercado.