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En abril de 1964, los Beatles llevaron al número uno de las listas de éxitos una canción que se titulaba Can´t Buy Me Love”; en cristiano, algo así como “cariño, no me puedes comprar”. Durante medio siglo, salvo triquiñuelas paralelas, los europeos no hemos podido comprar un Mustang importado oficialmente por Ford. Al fin, la espera ha terminado.

Por Enríquez de Salamanca. @Runisvaiden1 Fotos: Fernando González Ferreira. @FUR_R .

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La primera generación del Ford Mustang se presentó en Nueva York en abril de 1964.En Estados Unidos Louis Armstrong parecía celebrarlo cantando Hello Dolly; en Europa, los Beatles replicaban con Can´t Buy Me Love. Hemos tenido que llegar a la sexta generación para que Ford importe de manera oficial el pony car americano por excelencia, que conserva su carácter y sus genes estéticos y se pone al día a cambio de renunciar a algunas de sus señas de identidad.

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V8, faltaría más

Para empezar, como buen coche americano, el Mustang lleva un V8 bien gordo. De 5 litros nada menos y, por supuesto, atmosférico. Los ingenieros no se han complicado la vida con sofisticaciones tecnológicas como el downsizing porque, como se dice al otro lado del charco, “there´s no replacement for displacement”. Vamos, que no hay nada como una buena cilindrada. Hay otro motor disponible, pero el Mustang de verdad tiene que ser éste. ¿Rebajar la cilindrada y poner un turbo para lograr mayor eficiencia sin perder prestaciones? ¡Jamás!Que Bob Dylan cantara en el 64 aquello de The Times They Are A Changin´ no significa que los sacrilegios sean admisibles.

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Con este V8 de 5 litros y 421 CV, el Mustang corre una barbaridad pero, para ser sinceros, no impresiona por sus prestaciones. Hay coches de tamaño y potencia similar que andan bastante más y con otro tipo de genio, más refinados, más sofisticados…a cambio de casi el doble de dinero. Porque el Mustang te ofrece los 421 CV más baratos del mercado. 46.500 euros para ser precisos. Un Lexus RC F o un BMW M4 —lo más parecido—cuestan casi el doble. El motor responde de manera suave y progresiva desde ralentí, como buen motor de gasolina de aspiración normal, y suena a V8 gordo, con un agradable cambio de sintonía a medida que sube la aguja del tacómetro. De manera paralela, va mejorando el carácter del motor: a 2.000 vueltas parece que no hay chicha, a 3.000 la cosa se va animando y, a partir de 4.000, el bramido y el impulso que notas en el respaldo del asiento te alegran el día.

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Aunque el Mustang solo puede compararse con un Camaro o con un Charger, nunca ha sido un coche tecnológicamente  avanzado con respecto a modelos parecidos de origen europeo o japonés. El V8 del Mustang tiene inyección secuencial multipunto y, por toda innovación, doble árbol de levas por culata y admisión y distribución variables. Poco en comparación con la orgía tecnológica habitual en Audi, BMW, Mercedes, Lexus,… Eso sí, no le faltan buenos ingredientes como la servodirección eléctrica con tres niveles de asistencia, los cuatro modos de conducción y las pinzas Brembo de seis pistones en los frenos delanteros.  Si no te basta jugar con los modos de conducción (Normal, Sport+, Pista y Mojado) a ajustar la respuesta de la dirección, del motor, de la transmisión y del control electrónico de estabilidad, todavía puedes entretenerte con las Track Apps y sus datos de telemetría y de prestaciones.

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Potro salvaje

La esencia del Mustang es otra, diferente a la calidad de rodadura, el refinamiento o la precisión  de un BMW, un Lexus, un Mercedes o un Audi. Pero ojo que acelerar de

0 a 100 km/h en 4,8 segundos, sin ser un récord, no está lejos de un M4. En 1964 y ahora, el Mustang tuvo y tiene un tacto tosco, de potro salvaje, como el logo de la calandra, que galopa en sentido contrario a las agujas del reloj, no como los purasangre en los hipódromos. Y se nota desde el principio. El interior tiene su encanto, su estilo made in USA, sencillo, refinado en apariencia porque lo que parece metal, a veces es plástico. Por fuera, creo que el Mustang de sexta generación se puede reconocer como un auténtico Mustang desde cualquier ángulo.

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El cambio manual,preciso y hecho por Getrag, tiene un manejo rudo, áspero y de recorridos largos. Mejor usarlo con calma, nada de prisas; va mejor si no te precipitas. De las seis marchas, la sexta se queda para llanear a cruceros muy desahogados por autopista, mientras que en quinta se puede rodar incluso por ciudad sin temor a que le cueste recuperar el ritmo. Bien es cierto que el V8 de 5 litros no tiene una patada brutal desde ralentí, pero con 421 CV y 530 Nm siempre tiene que haber empuje. Lo que no hay, a pesar de esa sexta extralarga, es un consumo reducido ni una amplia autonomía, porque el depósito de 61 litros acaba por quedarse pequeño.

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Y llegamos a la que es la mayor innovación técnica del Mustang: en el tren posterior se cambia el eterno eje rígido y se pone un sofisticado multibrazo. La consecuencia es una clara mejora de la precisión del tren posterior que ahora va mucho más por el sitio. Por supuesto, si quitas las ayudas electrónicas y le zurras al gas a la salida de una curva, te va a regalar unas derrapadas gloriosas, pero éstas sucederán a un ritmo bastante superior. Por ello, el contravolante ha de ser más inmediato y preciso, aunque tampoco pasarás tantos apuros como en un M4, mucho más eficaz pero también mucho más exigente. Quizás con un eje De Dion se hubiera ganado en precisión conservando la personalidad del coche, pues buena parte de ella estaba en el eje rígido trasero, en la diversión del sobreviraje fácil, progresivo, apoyado en un motor gordo y potente pero dócil.

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En resumen, el Mustang que al fin podemos comprar en Europa ofrece un buen balance global, un comportamiento equilibrado, una dirección con buen tacto y más precisa, así como una suspensión con un buen compromiso entre eficacia y confort. Pero, además, el encanto de una estética, un estilo y un carácter únicos. Todo ello gracias a una línea inconfundible, a un motor bien gordo pero no rabioso, a un chasis bien puesto al día y a un tacto general que no tiene nada que ver con el de modelos de potencia parecida que se hacen en Japón o en Europa.

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Y si los Beatles cantaban en abril del 64 que no me puedes comprar,un mes más tardelos Beach Boys lanzaron un mensaje tranquilizador con su canción Don´t worry Baby, aunque los Rolling Stones replicaron un año después con (I Can´t Get No) Satisfaction.Una satisfacción que en Europa hemos tardado medio siglo en conseguir. Yo creo que Ford se tomó muy en serio el mensaje de Gigliola Cinquetti, que ganó Eurovisión del 64 con 16 años y su Non ho l´etá (No tengo edad). No era para tanto.

Si además de leernos quieres escucharnos, aquí te dejamos el programa de radio Vuelta Rápida GT en el que hablamos de leyendas como esta. A partir del minuto 76.

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FICHA TÉCNICA

Ford Mustang Fastback 5.0 V8

MOTOR 4951 cc, V8 en posición delantera longitudinal, inyección secuencial multipunto de gasolina y admisión variable.421CV a 6.500 rpm, 530 Nm a 4.250 rpm.

 

TRANSMISIÓN/CAMBIO Propulsión trasera con diferencial autoblocante, cambio manual de 6 velocidades
 CHASIS Suspensión delantera independiente tipo McPherson, trasera multibrazo; estabilizadoras en ambos ejes; Discos ventilados delante (380 mm Ø) y detrás (330 mm Ø).
DIMENSIONES Longitud: 4.784 mm

Anchura: 1.916 mm

Altura: 1.394 mm

Distancia entre ejes: 2.720 mm

Peso en vacío: 1.720 kg.

Capacidad maletero: 408 l

PRESTACIONES Velocidad  máxima: 250 km/h.

0 a 100 km/h: 4,8 seg.

Consumo medio: 13,5 l/100 km

Emisiones CO2: 299 g/100 km

CLIENTE OBJETIVO Olvida las comparaciones, la eficacia o el rendimiento, aunque no echarás de menos nada de eso. Disfruta de los 421 CV más asequibles del mercado y date el gustazo de conducir un coche que, por suerte, se compra más con el corazón que con la cabeza.

 

 

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