Maserati Quattroporte Diésel. La tarea más difícil del mundo.
Corrían los floridos años 60 cuando Pietro Frua diseñó el primero Quatroporte, una década en la que vieron la luz modelos como el Porsche 911, el Mustang o el propio […]
El mejor programa de motorsport de la radio española
Corrían los floridos años 60 cuando Pietro Frua diseñó el primero Quatroporte, una década en la que vieron la luz modelos como el Porsche 911, el Mustang o el propio […]
Corrían los floridos años 60 cuando Pietro Frua diseñó el primero Quatroporte, una década en la que vieron la luz modelos como el Porsche 911, el Mustang o el propio Maserati Ghibli, modelos que en ocasiones llegaban a superar la barrera de los 300 cv. Por aquel entonces Bentley o Rolls Royce tenía modelos con grandes V8 pero no pueden ser considerados deportivos, así que hasta la llegada del Aston Martin Lagonda no había nada más amplio, lujoso y rápido que un Quattroporte., una berlina con un motor de carreras.
Texto y Fotos: Fernando González Ferreira. @FUR_R .
Creando un coche.
Hoy en día hacer un coche de cero es relativamente sencillo. Se busca un segmento, se elige una plataforma, se pone un motor acorde y se equipa con tecnología hasta que se llega al precio objetivo.
Realmente no es tan fácil, pero si nos fijamos bien, una buena parte de los modelos que salen cada mes al mercado, y son unos cuantos, son más combinaciones de elementos que ya estaban antes en el mercado que novedades en sí mismas. Si además tenemos en cuenta que desde hace unos años las alianzas entre fabricantes diseñan un coche al que luego le dan una forma diferente para venderlo bajo varias marcas o que tanto plataformas como las de VW o PSA y motores como los de BMW ya son modulares, más que dar a luz a un nuevo modelo lo que se hace es ensamblar componentes como si fuese un puzle.
De este modo un mismo motor puede equipar a varios segmentos y un bastidor convenientemente alargado puede hacer lo propio. Si además jugamos con el recorrido de las suspensiones o le añadimos un par de plásticos hasta podemos tener un coche apto para alguna escapara todo terreno.
Afortunadamente para nosotros y desafortunadamente para las marcas hay vida más allá de los segmentos B y C y cuando hay que sacar al mercado un verdadero deportivo (no estoy hablando de turismos espeluznantemente rápidos, si no se deportivos de verdad) o una gran berlina de representación este corta-pega ya no sirve. Ahí hay que hacer llamar a los Hombres de Harrelson, a los Mirmidones o al mismísimo Equipo A que a buen seguro están en nómina en las marcas y ponerlos a trabajar en productos muy exigentes.
Una tarea Hercúlea.
Si hacer una buena berlina de lujo o un buen deportivo es difícil, aquí es cuando llegamos a la tarea verdaderamente complicada. Hacer una berlina de representación deportiva, porque el Maserati Quatroporte fue, es y será siempre la berlina deportiva por antonomasia.
Amplio, lujoso y deportivo son atributos que deberían estar presentes en una berlina deportiva, pero son atributos casi opuestos. 1960 kg, son muchos kg. y 5.26 m. de largo son muchos metros para un deportivo. Este Quattroporte no dispone de versión de batalla larga y corta, así que opta por el camino del medio con 3.171 mm es suficiente para dar 10 cm. más de espacio en las plazas traseras y hacer te dudar si quieres conducir tú o que te lleven.
Afortunadamente esta amplitud puede ser llenada con infinidad de elementos que mejoran la vida a bordo, o como le llamamos los pobres: con LUJO. Asientos tapizados en Poltrona Frau, un Sistema de Sonido Premium Harman Kardon, amortiguadores regulables y todo el diseño interior y exterior que esperas de un Maserati, en nuestro caso con un interior bitono con inserciones en ébano y un color exterior Nero Ribelle micalizado realmente bonito.
Vale, ahora lo difícil es, como en el chiste del avión que tenía piscina y casino, a ver cómo hacemos que esto despegue.
Si hablamos de despegar, puede que lo primero que se te venga a la cabeza sean los motores V8 atmosféricos desarrollados en Ferrari en Maranello tradicionalmente para los Quattroporte, o quizás los nuevos V6 o V8 biturbo que ahora montan las versiones S o GTS respectivamente, A mí también se me vienen a la cabeza, pero nuestro Quattroporte es un Diésel. Sí, un Quattroporte Diésel.
Pero sinceramente con esos propulsores te acabarías los 80 litros de combustible en un pis pás. Ya sé que a ti te importa entre poco y nada el consumo, pero cuando hablamos de autonomía, ¿No te parece que hay algo de lujo en no tener que parar a repostar a lo largo de los 1.000 km. de un placentero viaje?, bueno y si el que tiene que “repostar” eres tú, pues por lo menos poder hacerlo en un parador nacional, o en una terraza con vistas, o en un casino y no en una gasilonera, ¿No?.
Quizás también hay cierto lujo en que puedas llevártelo al trabajo todas las mañanas, sin tener que repostar de nuevo al volver a casa porque el atasco del “lunes primero de mes” te ha fundido un cuarto de depósito en 10 km.
En cualquier caso tienes 275 cv. y 600 Nm de par para hacer un 0-100 en 6.4 segundos o ponerte a 250 km/h y hacerlo durante mucho más tiempo que cualquier V8. ¡Naturalmente que no suena como un Ferrari! sólo faltaría, suena a diésel, pero suena muy poquito si quieres, y gracias al sistema Maserati Active Sound, que equipa unos actuadores en los escapes, obtendrás un sonido bastante deportivo. ¿Qué cómo suena? Pues imagínate el sonido de un diésel, ahora de un diésel de 6 cilindros, y por último un diesel de 6 cilindros hecho por Maserati. Pues así suena.
Más GT que deportivo.
Pero ser deportivo no se basa solo en tener potencia, de ser así los niños de 8 años tendrían posters de montacargas o remolcadores en sus habitaciones. Ser deportivo estriba en cómo mandas al suelo la potencia de la que dispones. Este quattroporte diésel lo hace por medio de un cambio automático de 8 velocidades con levas en el volante desarrollado por el mismo fabricante que lo hizo para el Quattroporte del 63: ZF.
Este ZF es un cambio más orientado a la suavidad que a la rapidez, pero teniendo en cuenta que este motor da lo mejor de sí en bajos y medios preferirás ir en automático y apoyarte más en los frenos de 6 pistones delante y 4 detrás que en buscar fulgurantes reducciones con las levas para negociar curvas lentas.
Otra característica interesante del cambio es que dispones de 5 programas de conducción, Normal y Sport en modo automático y manual y el modo I.C.E. “Increased Control and Efficiency”, con el que podrás mantener consumos cercanos a 7 litros a los 100 ¡En un Maserati!.
Si a este conjunto motor-cambio le sumamos un sistema de suspensión llamado Skyhook con amortiguadores de dureza variable y de paralelogramo deformable en las 4 ruedas no vamos a obtener unos cambios de dirección explosivos, pero sí una precisión de guiado que te permitirá circular realmente rápido y que te lleven realmente rápido sin ir perdiendo los empastes ni cayéndose las gafas de la nariz.
Al fin y al cabo, si has acabado comprándote un Quattroporte es porque reconoces que es un producto atractivo en sí mismo, un símbolo poderoso de algo que sólo tú puedes valorar. Sinceramente pensamos que un Panamera va un poquito mejor, pero un Panamera no tiene esas tres aberturas sobre el paso de rueda delantero, no tiene ese tridente en la calandra y en el pilar C, y posiblemente, sólo posiblemente, el conductor de un Panamera no tenga tanto que contar sobre la vida como esa persona que aparca su Maserati en su casa al final de la tarde sabiendo que lo más difícil de conseguir al diseñar una berlina deportiva de representación es hacer que la persona que se lo puede permitir cierre su puerta y eche una mirada hacia atrás mientras se aleja orgulloso de haber llegado a donde ha llegado.
Si además de leernos quieres escucharnos, aquí te dejamos el link al programa de radio Vuelta Rápida GT en la que te contamos la vida desde dentro de este Quattroporte. A partir del minuto 37.