Cuando llega un niño nuevo al colegio, basta con que juegue al fútbol y en cinco minutos de recreo ya se ha hecho amigo de toda la clase. Con las niñas, alcanzar ese grado de aceptación por parte del resto no es tan fácil. De hecho, es más difícil. A veces imposible. Sobre todo, si la nueva alumna pretende estar en el grupo de las “divinas”.
Por C. Enríquez de Salamanca @Runisvaiden1
Bueno, pues eso es lo que pretende Infiniti, en este caso con el Q50: entrar en un selecto club en el que, de momento, solo se admiten alumnas alemanas y, con reticencias, inglesas. Por suerte para Infiniti, hay otra niña japonesa que también aspira al club. Por cierto, para los que crean que cometo un error de género, les aseguro que es intencionado, pero por si se quedan más tranquilos, recordaré que en francés y en italiano, coche (voiture, vettura) es femenino.
Nadie pasa de esta esquina
Acceder a ese grupo de las “divinas” o las “populares” de la clase es complicado. No entra cualquiera. Es un statu quo muy bien definido en el que, aunque parezca mentira, no sólo te tiene que aceptar la élite sino que también hay que contar con el respaldo y reconocimiento del resto de la clase. El objetivo es, ante todo, que no te tachen de “motivada”, como dice ahora la chavalería en esa costumbre de asesinar el léxico. Fracasos sonados se han visto, como el de algunas americanas que en su cole sí tenían éxito y pensaron que aquí en Europa también lo tendrían (Cadillac) o que se maquillaron en exceso y se pusieron más feas que guapas (Ford Scorpio). Porque aquí no se trata de un colegio público ni concertado siquiera, sino de pago. Y que papá o mamá tengan recursos no implica que también tengan estilo y buen gusto a la europea.
Pero vamos a lo que vamos. Con el Q50, Infiniti se quiere pelear de tú a tú con las berlinas alemanas. Audi A4 y A6, BMW Series 3 y 5, Mercedes Clases C y E. Pongo dos modelos de cada marca a propósito porque el tamaño del Q50 está entre medias, más cerca por fuera de los A6/Serie 5/Clase E, más cerca por dentro de los A4/Serie 3/Clase C. Por precio, con quien se las tiene que ver de verdad es con estos últimos. También por prestaciones, comportamiento dinámico y calidad de rodadura. Hecha la puntualización, está claro que el Q50 es una berlina media.
Infiniti tiene la suerte, como decíamos al comienzo, de ver la experiencia de Lexus en el mismo empeño. A fin de cuentas, todos sabemos que Infiniti y Lexus son las marcas de lujo de Nissan y Toyota, como Acura lo es de Honda aunque esta última no se haya matriculado en este colegio.
Aquí mandan las divinas
El Q50, a mi modo de ver y entender, es una berlina que se encuentra cómoda en carretera. Hay dos versiones, una híbrida y otra diésel, que es la que hemos probado y la que más se vende. Está pensada para viajar con cuatro adultos (tres atrás mejor que no) a un buen ritmo de crucero. Que sea legal o muy por encima de lo ilegal es cosa tuya, pero sí te aseguro que en autopista o carreteras con curvas rápidas este Infiniti está en su salsa. Con una suspensión de triángulos superpuestos delante y multibrazo detrás, el equilibrio entre confort y eficacia en curva está muy bien logrado, con mayor tendencia hacia lo primero, pero sin menoscabo de un comportamiento sobresaliente y un aplomo en carretera soberbio.
Debo reconocer que los asientos son cómodos y en ello debe influir en cierta medida el tener unos respaldos estudiados por la NASA, según asegura Infiniti. Para alguien como yo, que ya no cumple los 50 y que tiene una espalda achacosa a pesar de mucho esfuerzo practicando el sillón-ball, estas cosas se agradecen sobremanera. Pasa lo mismo con el aislamiento del ruido y las vibraciones, que también está bastante logrado. Porque una cosa es que el oído ya me falle y otra cosa es que el poco que me queda no me sirva para ser un auténtico maniático en este sentido.
La sensación de calidad interior es Acorde con ese nivel Premium que se le supone. También el equipamiento, en el que destaca la tendencia multimedia y táctil que tanto se estila ahora. Si quieres hacer cualquier cosa menos conducir y prestar atención al tráfico, aquí vas a estar en el paraíso porque no hay una sino ¡dos! pantallas táctiles. Menos mal que, para compensar, el abanico de ayudas electrónicas destinadas a paliar despistes está también a la misma altura.
Aquí no entran feas
El Q50 es el primer modelo de Infiniti en utilizar la nomenclatura Q, así como un diseño diferencial, arriesgado y con formas claramente distintas a las de sus rivales, pero sin estridencias. Es heredero del G37 sedán, que no tuvo mucho éxito en nuestro mercado al estar disponible solamente con un motor V6 de gasolina. En ese afán por hacerse amiga del grupo de las populares de la clase, el motor diésel del Q50 es de origen Mercedes, un 2.1 de 170 CV con turbo variable, intercooler y common-rail que es algo hosco cuando está frío o al ralentí. Infiniti afirma que ha modificado varios elementos para aportar una mayor sensación de dinamismo.
El problema es que el coche pesa más que sus teóricos rivales. Casi 240 kilos más que el BMW 320d, 174 más que el Mercedes C220 CDi y 149 más que el Audi A4 TDi. Acelera peor y gasta más que cualquiera de ellos (salvo el A4 TDi-177 Multitronic). El hipotético dinamismo que gana el Q50 con las pequeñas modificaciones que ha hecho Infiniti en el motor, se diluye con un azucarillo en un peso claramente superior que, por ende, también influye en la agilidad. Es decir, el Q50 va muy bien aplomado en vías rápidas como ya hemos dicho, pero no es la berlina más ágil que te puedes encontrar. Al menos, el cambio, también de origen Mercedes porque no es otro que el 7G-Tronic, funciona como la seda y con la suficiente rapidez como para no tener la sensación de que el coche es lento y pesado.
Somos gente cool
Para concluir, volvemos a nuestro peculiar colegio para decidir si la nueva de la clase es una de las “divinas” o “populares”. Desde mi punto de vista, por diseño, calidad percibida, acabado, equipamiento, aplomo en carretera e imagen global, creo que el Infiniti Q50 puede ser parte del grupo sin problemas. El resto de la clase puede decir que la nueva es algo “motivada” si ponemos en la balanza la agilidad o las prestaciones y el consumo, pero hay que tener en cuenta que este Q50 lleva el mismo conjunto motor/cambio que el C220 CDI. Es decir, que también flaquea en ruido y vibraciones al ralentí, defecto que luego desaparece al ponernos en movimiento. Puede que en calidad de rodadura el Q50 tenga margen de mejora, pero creo que Infiniti no tiene nada que envidiar a las “divinas”.