Toyota Yaris Hybrid. Electrodomésticos con ruedas
¿Te acuerdas de la nevera que había en casa de tu abuela? La recuerdas de niño cuando era dos veces más alta que tú; ahora te llega por los hombros. […]
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¿Te acuerdas de la nevera que había en casa de tu abuela? La recuerdas de niño cuando era dos veces más alta que tú; ahora te llega por los hombros. […]
¿Te acuerdas de la nevera que había en casa de tu abuela? La recuerdas de niño cuando era dos veces más alta que tú; ahora te llega por los hombros. Y aún sigue funcionando.Sinceramente no sé si me gustaría que con los coches pasara lo mismo. Te lo compras, lo usas a diario y te olvidas durante años y años. Los Toyota suelen ser así y el Yaris Hybrid puede que lo sea incluso más
por C. Enríquez de Salamanca @runisvaiden1
La verdad es que muchos coches de hoy día parecen electrodomésticos con ruedas. Sirven para ir de A a B, y punto. De forma segura y eficiente, sin problemas, gastando poco, sin averías. Sin pasión. Son la antítesis del placer de conducir pero te dan, como se dice ahora, una “experiencia de conducción” satisfactoria. Es algo aséptico. Como un quirófano.
No me extraña nada el último anuncio de Toyota; ése que dice “¿Qué hay bajo el capó de tu Toyota?” Si tu amigo “el que sabe de coches” está hablando de un electrodoméstico con ruedas, seguramente esté hablando de Toyota. Si piensas que lo que digo es despectivo, espero sacarte de tu error.
De compras
Aunque nos torture, aceptemos por una vez lo políticamente correcto. Estás acostumbrado a tomar las decisiones importantes de la casa (ya sabes, quién va a ganar las elecciones, qué va a pasar en Oriente Medio…). Pero tu mujer, que decide sobre asuntos banales (a qué colegio van los niños, dónde vais de vacaciones…), va a ocupar tu terreno y va a elegir qué coche comprar.
¿Lo hará con mejor criterio? A ver, piensa que vais a comprar una lavadora. A ti se te van los ojos con una programable desde el smartphone, con secadora y centrifugado hipersónico (no sé si todo eso es posible, pero ¿a que mola?). Ya estás sacando la tarjeta para pagar y ella te baja de la nube. “¿Dónde vas con ese trasto sideral? Con que lave, me sirve”. Ya estáis a punto de llevaros la más sencilla cuando se te enciende una luz. Ente la más sofisticada y la más sencilla hay un término medio. Como entre un Mitsubishi Space Star o un Renault Clio RS. Bien mirado, un Yaris Hybrid puede ser ese término medio.
Abriendo el capó
Abrir la nevera de tu abuela tenía al menos la emoción de saber si había quedado tarta de manzana. No creo que al abrir el capó del Toyota Yaris Hybrid te apetezca darle un mordisco al motor 1.5 de gasolina y ciclo Atkinson que da 75 CV. Tampoco al eléctrico, que da 61. No sumes las cifras para obtener la potencia máxima. El Yaris Hybrid no da 136 CV sino 101, porque cuando actúan los dos motores a la vez no lo hacen en el momento de dar su potencia máxima. Las baterías que alimentan el motor eléctrico están bajo el asiento trasero, por lo que no roban espacio a un maletero correcto.
Si se te hacía la boca agua al encontrar la tarta de manzana de tu abuela en la nevera, a lo peor te produce inquietud ver el letrero de “Hybrid Synergy Drive” bajo el capó del Yaris. Olvídate. El manejo de este coche es casi más simple que el mecanismo de un chupete. Pulsas el botón de arranque, pones la palanca en la D y, aunque no suena nada, al pisar el acelerador ya estás en movimiento.Es más complicado manejar el sistema multimedia, pero a todo se acostumbra uno. Y elementos como la cámara trasera o el navegador le dan un toque sofisticado.
Ir, volver y gastar poco
Con la (agradable) sorpresa del GT86 o el espíritu aventurero del Land Cruiser, Toyota casi siempre ha tenido una gama anodina. Brillante en cuanto a fiabilidad (fama que se ha ganado a pulso durante muchos años), los coches de la marca japonesa no suelen despertar pasión entre los aficionados. Bueno, con las excepciones antes citadas más algún otro ejemplo como el primer Rav4 y el Celica Carlos Sainz Edition.
Pero aquí se trata de ir a un sitio, volver y que el coche gaste poco. Sobre todo en ciudad, que es donde más gastan los coches. Y ese es el terreno favorable al Yaris Hybrid. Con la ventaja añadida de un bajo nivel sonoro, salvo que salgas a carretera.
Entre todos los híbridos de Toyota (e incluyo a Lexus), el Yaris es el que mejor aprovecha el modo eléctrico y el más satisfactorio a mi modo de ver. Su ligereza, en comparación con el resto de la gama híbrida, le permite mantener el modo EV más tiempo y más veces.
Teóricamente, este modo eléctrico solo actúa hasta 50 km/h, pero yendo muy fino, con ligera pendiente favorable y muy atento de hacer una conducción hiperecológica, yo he conseguido ver en la M30 que se enciende el testigo EV a más de 75 km/h. Un Auris, un Prius o un Lexus CT200h no hacen eso.
Con los pies en el suelo
Sin embargo, al salir a carretera el asunto cambia considerablemente. Para empezar, aunque hay 101 CV (mucho más que de sobra para viajar), cuando le pisas con ganas para hacer un adelantamiento, por ejemplo, el empuje del motor eléctrico apenas se nota, pero sí que se escucha. El conjunto de engranajes epicicloidales que hace las veces de caja de cambios funciona como un variador continuo, como el de un ciclomotor para entendernos. Y, al acelerar a fondo, el ruido aumenta mucho pero la velocidad no lo hace con el mismo brío. De hecho, sus prestaciones me recuerdan más a las del Mitsubishi Space Star de 80 CV. En cuanto a suspensiones, la del Yaris tiene un punto seco; es más suave la del Mitsubishi, aunque el Toyota tiene un mejor aplomo en recta y curva rápida.
El Hybrid es el Yaris más caro de la gama pero, aunque no deja de ser un electrodoméstico con ruedas, no es como esa lavadora programable que viste en la tienda. No pretende ser un deportivo ni un utilitario sencillo, sino una herramienta de transporte que te hará un servicio muy útil durante muchos años. No tiene un acabado de lujo, pero sí todo lo necesario para no pensar que te falta algún gadget de última generación. Como la nevera de tu abuela.