Skoda Citigo 1.0 MPI. La máquina del tiempo
Te bajas de un 6 cilindros turboalimentado de más de 300 cv. para subirte en un pequeño utilitario amarillo de un litro de cilindrada. Se acabó lo bueno, dirán algunos. […]
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Te bajas de un 6 cilindros turboalimentado de más de 300 cv. para subirte en un pequeño utilitario amarillo de un litro de cilindrada. Se acabó lo bueno, dirán algunos. […]
Te bajas de un 6 cilindros turboalimentado de más de 300 cv. para subirte en un pequeño utilitario amarillo de un litro de cilindrada. Se acabó lo bueno, dirán algunos. Vaya faena, dirán otros, pero para los que nos gustan los coches, sabemos que estos siempre acaban sorprendiéndonos, y este Skoda CitiGo no solo no ha defraudado, sino que además nos ha llevado a un viaje en el que el potente 6 cilindros nunca habría podido realizar.
Un viaje en el tiempo.
No han pasado mucho más de 20 años desde que tuve mi primer coche. Era muy parecido al CitiGo, misma cilindrada, 4 puertas, mismo maletero, plásticos duros y chapa por todas partes
Hoy, mientras estoy dentro de este Citigo, noto que hay algunas cosas que no han cambiado con respecto a mi primer coche, y otras que sí . Ambos pertenecen al mismo segmento, pero varias generaciones les separan.
Pero al contrario que en la vida, en la que 20 años no es nada (y febril la mirada), en automoción son una eternidad, y eso a pesar de que el Segmento A es precisamente el segmento que menos ha cambiado en los últimos años.
Pero ¿Qué NO ha cambiado en 20 años?
Sabes que estás sentado en un bastidor moderno desarrollado por uno de los mayores grupos de automoción del mundo, el grupo VW, en el que se ha utilizado tecnología punta para cumplir la restrictiva normativa vigente, pero tu cuerpo no opina lo mismo.
Tu cuerpo se sienta en unos asientos muy vistosos pero blandos, ya se ha fijado en ese pomo del cambio bajo, en que sólo hay un elevalunas en cada puerta y carecen de iluminación, el volante no tiene regulación de profundidad ni el cinturón de altura y se ha dejado la chapa al descubierto en puertas, maletero e interior de pasos de rueda.
Es una sensación familiar, como si ya hubieses estado aquí antes.
Tu cabeza ordena a tu mano encender el contacto, notas la brevísima vibración al arrancar, ese sonido metálico que te recuerda a algo, ese poder balancear el peso del coche con tu propio cuerpo, y arrancas, y ahí es cuando te das cuenta.
Ya has estado aquí !Y fue en 1995!
Ya no eres un probador de coches de mediana edad, Acabas de viajar 20 años en el tiempo y eres un universitario con ansias de volante. Echabas de menos esa sensación, la de que un coche te volviese a hablar, pero no mediante una pantalla con simulación de voz, sino mediante su volante, sus pedales, su banqueta.
Con una suspensión blanda, pero que ayudada de una corta batalla te hace disfrutar en cada curva. Con un discreto motor tricilíndrico de sonido ronco a plena carga, que desde las 4.000 a las 6.300 rpm. te hace pensar en tus primeros pinitos apurando manualmente cada marcha en los puertos de montaña, y ese asiento trasero… ese asiento trasero.
Cuántos de nosotros habremos buscado esa sensación de conexión hombre-mecánica que existía en los noventa en los ultramodernos, sobretecnificados automóviles de hoy en día, esos coches que te aíslan físicamente de lo que pasa en la carretera, para luego usar la tecnología para reconectarte a ella.
Pues aquí encontrarás esa sensación, en el segmento A, y la reconocerás con una refrescante sensación de juventud, y eso de por sí ya es motivo de alegría que notarás cada mañana al arrancarlo.
Pero ¿Qué SI ha cambiado en 20 años?
Después de haber viajado en el tiempo, apagamos este Skoda CitiGo y volvemos al presente.
Dejamos la nostalgia atrás y volvemos a ser ese crítico de 40 años que valora los avances en seguridad, en confort, conectabilidad, rendimiento de los que hace gala nuestra unidad.
Una unidad que tiene, ojo, un precio de 10.735 € e incluye nada menos que:
Control de estabilidad, asistente de arranque en pendientes, doble airbag, bloqueo de puertas y maletero eléctricos, elevalunas delante, navegador/ordenador de abordo extraíble. Llantas de aleación y neumáticos Continental. techo solar corredizo. faros antiniebla, Aire acondicionado, Asiento trasero abatible 40/60, isofix traseros, mil soluciones portaobjetos…
Naturalmente a nadie le sorprende esta mejora. La competitiva industria del automóvil está obligada comercialmente a mejorar para subsistir, pero es que además, las 1.265.000 pts. que pagué por mi primer coche hoy serían 10.213 €, por lo tanto se puede decir que el”mal llamado” Segmento A no se ha encarecido
Y digo “mal llamado” porque en los 356 cm. que mide de largo cabe mucho coche, y usarlo sólo en ciudad sería un error.
Por una parte, sus 929 kg. movidos por este motor 1.0 MPI de 75 cv. podrán mantener velocidades de crucero en autopista de más de 120 km/h. Los adelantamientos no serán muy solventes, pero aptos para una conducción estándar.
Además, con un maletero de 251 litros (959 si abates asientos). Es perfectamente apto para realizar un viaje para 2 o incluso 3 personas.
No todo son flores para el pequeño Skoda.
Como buen coche alemán no tiene fallos graves, pero no acierta en todo.
Su relación precio equipamiento, incluso en su versión tope de gama es remarcable, pero existen modelos en el mercado más equipados todavía, y a un precio sensiblemente menor.
Aunque el motor tricilíndrico es un acierto y me ha hecho olvidar para siempre los motores diésel en coches urbanos, la ausencia de un árbol de levas cotrarrotante (que sí tiene su competencia) le hace perder suavidad de uso y denota ciertas vibraciones al ralentí.
Afortunadamente, en el apartado estético se diferencia, y para bien, de la pléyade de urbanos japoneses que se empeñan en parecer deportivos, sin ofrecer más prestaciones que el CitiGo, asumiendo unas formas más serenas y que sin duda envejecerán mejor, pero su mayor enemigo está en casa.
Con un precio equidistante entre el Seat Mii (más barato) y el VW Up! (más caro pero más bonito) pocos serán los clientes que recaben en la marca checa, que por otro lado no es una mala noticia si se te ha metido un CitiGo entre ceja y ceja. Búscale un color atrevido, y raramente te cruzarás con otro igual.
Hazlo, y podrás volver a tener 20 años, cada mañana.