MINI Cooper S. The GO-KART Experience
Hace unos días, hablando con un consultor de marketing, contaba cómo habían cambiado los criterios de compra de un producto con el paso del tiempo. Fue pasando de lo general […]
El mejor programa de motorsport de la radio española
Hace unos días, hablando con un consultor de marketing, contaba cómo habían cambiado los criterios de compra de un producto con el paso del tiempo. Fue pasando de lo general […]
Hace unos días, hablando con un consultor de marketing, contaba cómo habían cambiado los criterios de compra de un producto con el paso del tiempo. Fue pasando de lo general a lo particular, terminando por cómo afectaba esto a la venta de automóviles y puso un ejemplo.
– “Nadie que aplicase la lógica debería comprarse un MINI”.
Durante muchos años, el principal criterio de compra ha sido bien el precio o bien la calidad, más adelante nos fuimos familiarizando con el concepto calidad/precio, concepto que hasta hace bien poco, ha regido la mayor parte de nuestras compras.
Hasta hoy, el vendedor tradicional ha basado su actividad en exaltar la calidad de su producto y relacionar favorablemente su precio frente a parte de su competencia. Todo eso se acabó.
Hoy en día cualquiera que acuda a un concesionario sabe a por lo que viene, no quiere información, ya la habrá recabado suficientemente en Internet y quizás hasta sepa más del modelo que le interesa que el propio vendedor.
Ya no compramos por precio, ni por calidad, ni por la unión de ambas. Compramos por “La Experiencia” de disfrutar ese modelo determinado.
En este punto, si la venta ya está hecha, si el cliente ya conoce todas las características del coche, sus medidas, sus opciones y ya ha hecho sus números ¿Cómo puede un MINI competir con coches sobre el papel más baratos, más grandes, más lujosos, más rápidos, o incluso con rivales que cumplen todo lo anterior?
La verdad, señores, es que nunca había sido tan “lógico” comprarse un MINI.
Acudiendo a la Pirámide de Maslow, no hay nada de fisiología y necesidades básicas en un MINI y un mucho de reconocimiento y autorrealización. Y si hablamos del MINI Cooper S (con permiso del John Cooper Works que acaba de ser presentado recientemente y que se pone a la venta a finales de este año) estamos hablando un lugar cerca del vértice de esa pirámide. Un MINI nunca es un electrodoméstico.
COOPER S
No estamos hablando del Countryman Cooper S, ni del Paceman Cooper S. Estamos hablando del MINI de verdad, el Hatchback, la version de MINI que concentra esa “experiencia de conducir un mini” con sus 3.85 m. de largo y sus 1.235 kg.
Un motor más maduro que el 1.6 de la versión anterior, el 2 litros turbo que alcanza unos “discretos” 192 cv. que no son pocos, pero teniendo en cuenta que la competencia de esa cilindrada ronda sin rubor los 270 cv. no es lo mejor del coche.
Y no es lo mejor del coche porque independientemente del MINI que conduzcas es la “experiencia MINI” la que no encontrarás en ningún otro asiento.
LA EXPERIENCIA MINI: GO-KART EXPERIENCE.
Tras un acceso ligeramente incómodo, principalmente por lo espectaculares que son sus butacas delanteras, alargarás tu brazo derecho para accionar la palanca de arranque que se encuentra en la consola central.
Perfectamente anclado a un puesto de conducción que te ofrece una postura al volante tan propia de MINI, podrás emprender la marcha con ese motor dos litros ronroneando como un gatito con ganas de fiesta.
Incluso a baja velocidad, empezarás a engranar marchas con el cambio automático deportivo que le da un punto más de picante al cambio automático estándar (ambos en opción). No es un cambio de doble embrague, pero es rápido y preciso.
Su curioso selector de modos de conducción en forma de aro en la base de la palanca de cambios te permitirá elegir entre tres modos: Green, Normal y Sport, mediante los que podrás elegir la dosis de “Go-Kart Experience” que desees administrarte en cada momento mientras la pantalla multimedia muestra cambios de colores y mensajes de configuración más preciosistas que informativos.
Cada uno de esos modos regula sensibilidad de acelerador y dirección, la suspensión adaptativa y sobre todo, el sonido del motor.
En la configuración Sport podrás disfrutar de una orquesta de petardeos, soplidos de la válvula de descarga y un delicioso sonido estilo “flutterdump”, que podrás provocar quitando gas súbitamente, para disfrute del respetable.
Pero no todo es “dar espectáculo” en este Cooper S, cuanto más le aprietas más serias se ponen las cosas.
El motor de este Cooper S se beneficia de la presencia del turbo Twin Scroll, que proporciona un flujo de potencia constante desde muy abajo con 300 Nm de par desde las 1.250 rpm. un 0-100 Km/h en 6.8 segundos, como debe ser.
Incluso en su posición más conservadora, el chasis del Cooper S se muestra duro, incluso demasiado sobre ciertos firmes. Esa incomodidad tiene un efecto secundario que se revela en la forma de un giro plano en curvas lentas y una trasera que puede que se descuelgue voluntaria o involuntariamente en función de las manos de su conductor. Ojo, en asfaltos rotos podemos pasar de sentirnos un “As” a un “As-co” al volante en cuestión de segundos, pero no temais, las ayudas a la conducción están ahí y son la salvaguarda perfecta para porer buscar los límites del coche y los propios con seguridad.
Cuando acaba la fiesta y queremos volver a casa tranquilos y dosificando el combustible que nos quede, que no será mucho, ya que sus 44 l. de depósito son los que son y un consumo que puede doblar esos 5.7 l/100Km. homologados, podremos activar el modo “green”, suavizar la marcha y entretenernos con el grado de “Eficiencia de CO2” que nos va mostrando la pantalla central, una pantalla de buen tamaño a la que rodea un círculo de luces led de gran variación cromática que hará las delicias más de “ellas” que de “ellos”.
EQUIPAMIENTO Y OPCIONES.
Mucho y variado. “Mención especial de la Academia” al Control de frenada en curva, Performance Control (permite una conducción más ágil mediante distribución del par en función de necesidades), acceso a plazas traseras con memoria, y la calidad de factura general y atención a los detalles.
Respecto a las opciones, algunos paquetes más que recomendables, como el Cambio automático deportivo, la suspensión adaptativa, los faros LED con contenido ampliado o los asistentes a la conducción.
Otros claramente superfluos y preciosistas como el de alumbrado ambiental, Equipos de sonido “Visual Boost” o la ingente variedad de personalizaciones, que no están mal, pero que no añaden valor al conductor de un Cooper S y sí añaden precio.
¿El precio? pues si te dejas llevar, el que quieras. Desde los 25.950 € en los que está anunciado el Cooper S base hasta los 43.000 € a los que se iba la versión que hemos disfrutado.