PORSCHE Panamera Diesel: Lujo y par
Hay dos nombres que acompañan a Porsche en este modelo y son “Panamera” y “diesel”. Dos conceptos que hasta hace bien poco no estaban presentes en la filosofía de la marca de […]
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Hay dos nombres que acompañan a Porsche en este modelo y son “Panamera” y “diesel”. Dos conceptos que hasta hace bien poco no estaban presentes en la filosofía de la marca de […]
Hay dos nombres que acompañan a Porsche en este modelo y son “Panamera” y “diesel”. Dos conceptos que hasta hace bien poco no estaban presentes en la filosofía de la marca de Stuttgart.
El primer nombre “Panamera” significa para mí tres conceptos, en primer lugar “LUJO”, en segundo lugar “BERLINA”. El concepto “DEPORTIVIDAD” naturalmente que está presente, es un Porsche, pero llega en tercer lugar.
El segundo nombre “Diésel” significa para mí otras dos (he buscado la tercera pero no me ha salido) : En primer lugar “PAR”, en segundo lugar “ECONOMÍA”.
Según esto, si de esos 5 conceptos tuviese que quedarme con los 2 primeros serían: LUJO y PAR.
Hay quien elegiría “DEPORTIVIDAD” y “ECONOMÍA” por aquello de un Porsche diésel, Pero decir que un Porsche de casi 100.000 € es económico y decir que una berlina de 2 toneladas y 3 metros de batalla es deportiva sería no haber entendido a qué tipo de cliente va enfocado este Porsche.
¿Por qué un Porschista elige gastar en un Panamera diésel esos 100.000 € en lugar de en un 911 Carrera? Porque tendría que renunciar a 4 de los 5 conceptos, se perdería todo esto:
Es fácil dejarse llevar y asimilar la imagen de Porsche a un GT3, pero seamos sinceros, aunque seamos capaz de imaginarlo entero sólo con cerrar los ojos no es ni de lejos un modelo representativo en ventas para la marca. Un GT3 definiría (con permiso del 918) hasta donde la marca es capaz de llegar a nivel técnico. Es un extremo, no un estándar.
Lo que sí es estándar en Porsche es el lujo.
Quizás acabamos pasándolo por alto por la cantidad de otras sensaciones que un Porsche es capaz de transmitir, pero si estableciésemos una “nota media” para los acabados de todos los modelos de la marca, incluyendo los modelos más “baratos” la nota sería un sobresaliente.
O dicho de otra manera, si ya existe lujo en un Boxter de 55.000 € imaginaos las terminaciones en un modelo del doble de precio que además está orientado a la representación.
Los materiales la terminación y el cuidado por los detalles son exquisitos. No solo en su confección, sino también en su diseño; todo está diseñado, incluso los laterales de las toberas de ventilación continúan su cromado por el vano de las puertas, algo que dejas de ver cuando cierras la puerta, pero que agradeces cuando estás accediendo al asiento.
Aluminio, cuero, alcántara, todo lo que necesitas para sentirte bien dentro de un coche.
Un 911 carrera tiene 390 Nm de par. Un Panamera Diésel tiene 550 Nm. desde 1720 rpm. según su fabricante.
Naturalmente nosotros nunca nos creemos los datos del fabricante y los hemos verificado en el banco de potencia de Vagspeed Motrosport. Como era de esperar, el Panamera Diésel no dio los 550 Nm. sino que llegó a unos brutales 650 Nm. de par.
Tampoco se cumplió la potencia anunciada por el fabricante, sino que la superó en 27 cv. quedándose en unos más que respetables 277 cv.
Puede que 277 cv. que es lo que tiene un Golf te parezcan pocos para mover esta mole de casi 2 toneladas, pero eso le importa poco al cliente tipo de un Panamera. En un Panamera quieres empuje, incluso en el Panamera Turbo es lo que quieres, y este Diésel se queda a muy poquito de su hermano mayor de 520 cv. (obviemos el Turbo S que si no no me salen los números).
Como anécdota, al meterlo en el banco nos dimos cuenta de una cosa, lo larguísimo que es su morro, tanto que nuestros amigos de vagspeed se vieron obligados a desmontar las toberas de ventilación porque simplemente no cabía. Es la primera vez que les pasa, y mira que pasan coches por sus instalaciones.
Me encanta el segmento de las berlinas; el segmento de los coches de verdad, los que elegirías para hacer km. rápido y con comodidad. Y no, un SUV no es cómodo para viajar, al menos no tanto. Balancea, pesa, la sonoridad es enorme y solo puede ser atenuada con más peso. Para mí, no hay duda, las berlinas del segmento F son para eso.
Y a pesar de que se puede viajar en un 911, de hecho creo que es el mejor deportivo para viajar, nunca llegará a las cotas de confort de un Panamera, ni siquiera en los asientos delanteros, por mucho que su posición sea muy baja y tendida.
Asientos por cierto que son sólo 4, e individuales. No hay diferencia entre viajar en el asiento del copiloto o en cualquiera de los traseros. Haz lo mismo con un Cayenne y notarás la diferencia. Hay más longitud en los asientos delanteros que en un Audi A8 largo, y tanto en los traseros como en un Mercedes Clase S. Curiosamente la altura libre es 2 cm. mayor que la de un BMW Serie 7 largo, y la trasera concretamente es la mejor de la categoría. Solo una pega, la anchura interior, que es muy baja para sus casi 2 metros de ancho, pero no la echarás en falta gracias a la configuración de 4 plazas.
El equipamiento está a la altura de su precio, la lista es interminable, pero lo importante es que está todo y está bien. Quizás te cueste unos días acostumbrarte a la serie infinita de botones que hay en la preciosa consola central, pero entre que dejan libre y limpio el resto del salpicadero para que sólo te fijes en los 5 relojes mágicos que Porsche te regala detrás del volante y que además elevan la palanca de cambios a una altura perfecta para jugar con ella creo que es un precio que no me importa pagar.
Lo he dejado en último lugar, porque no es importante, pero ahí está. Efectivamente los consumos del Panamera Diésel son más bajos que sus versiones de gasolina, pero un cambio de ruedas es igual de caro, o una revisión, o una avería, o la hora de taller de un concesionario oficial cuesta lo mismo que un Panamera Turbo.
¿Por qué renunciar al bramido de los motores de gasolina por tan nimia diferencia? ¿Por recorrer 6 km. más por cada litro de combustible? Definitivamente no es por eso.
¿Por qué no?, ¿Por qué renunciar al lujo, el par, el confort?… bueno y la economía, cuando esta berlina de Porsche te garantiza al menos un poquito de la deportividad del 911?
Porque el Panamera no es un deportivo, pero está desarrollado por gente que hace algunos de los mejores deportivos de sus categorías, y ese poso queda ahí.
Además, hay mucha gente que no reconocería un deportivo aunque le mordiese en el culo, de hecho porque si intentasen aprovechar sus prestaciones acabaría mordiéndoles precisamente ahí, en el culo. No es el primer ni el segundo caballero a lomos de un Carrera que al caer dos gotas empieza a hacer tapón. Además, que no hace falta ser piloto ni vivir en un circuito para sacarte una sonrisa con un Porsche.
Y eso os lo digo yo, que estoy lejos de ser piloto y a pesar de ello disfruté muchísimo rodando con el Panamera en el Jarama durante la prueba.
No habría sido lo mismo con un 911, claro que no, pero los 3 metros de batalla no impiden que el Panamera se insinúe ligeramente a la salida de las curvas, como los deportivos, dándote cierta satisfacción mientras manejas una dirección directa y comunicativa.
Su motor diesel de 6 cilindros tampoco suena a furgoneta precisamente, y sube de vueltas rápido y homogéneamente, sin baches, manteniendo casi 250 cv. a 4.500 rpm. sin desfallecer antes del corte, como los deportivos.
Sus frenos de 6 pistones, también como los de los deportivos, nunca fueron tan necesarios. Ya no para dosificar la frenada al límite en pleno apoyo, si no para hacerla posible al final de recta. En ese momento que clavas los frenos no esperes que el trasero se levante y se menee como un perrito, no. Simplemente pisas el pedal, salen 4 anclas y puedes negociar la siguiente curva con el aplomo necesario.
Su chasis no devuelve los golpes, no se retuerce, no rebota, incluso cuando lo has configurado en la posición Sport Plus. En un asfalto como el del Jarama, con algún bache que otro, no acusarás fatiga alguna, y ahí sí que no es como los deportivos, lo notarás porque da igual cuanto tiempo lleves rodando, no te fatigarás, no querrás salir a boxes, querrás seguir sentado ahí, y querrás ir cada vez menos fuerte, olvidándote de encadenar cambios de marcha desde el volante, volverás a poner el cambio automático en “D”, aprovechando un brutal paso por curva en marchas más largas, notando como empuja desde abajo a su salida, como gana velocidad sin esfuerzo, como frena sin moverse, como gira plano, como…
…como va atardeciendo, hasta puedes sacar la mano por la ventanilla, y jugar con ella y el viento que la mueve… ¿Te gusta conducir?, POR SUPUESTO.